
Desarrolló una imagen humanizadora de Dios pues Él rige el universo «con poder y suavidad» (mit Macht und Milde) acompañando a todos los seres con su mano cuidadosa y su mirada amorosa (cf. Fierro, N., Hildegarda of Bingen and her vision of the Feminine, 1994, 187).Fue especialmente conocida por los métodos medicinales que desarrolló, seguidos en Austria y Alemania por algunos médicos hasta el día de hoy. Revela un conocimiento sorprendente del cuerpo humano y de qué principios activos de las hierbas medicinales son apropiados para las distintas enfermedades. Su canonización fue ratificada por Benedicto XVI en 2012. Otra mujer notable fue
![Julian[1]](https://i1.wp.com/lasmemis.com/wp-content/uploads/2013/11/Julian1-221x300.jpg)
Ve el pecado como una especie de pedagogía mediante la cual Dios nos exige conocernos a nosotros mismos y buscar su misericordia. Dice más: detrás de lo que llamamos infierno hay una realidad más grande, siempre victoriosa, que es el amor de Dios. Porque Jesús es misericordioso y compasivo es nuestra querida madre. Dios mismo es Padre misericordioso y Madre de infinita bondad (Revelaciones, 119).Sólo una mujer puede usar este lenguaje de amorosidad y compasión y llamar a Dios Madre de infinita bondad. Así vemos una vez más como la voz femenina es importante para tener una concepción no patriarcal y por eso más completa de Dios y del Espíritu que recorre toda la vida y el universo. Muchas otras mujeres podrían mencionarse aquí, como Santa Teresa de Ávila (1515-1582), Simone Weil (1909-1943), Madeleine Delbrêl (1904-1964), la Madre Teresa, y entre nosotros, Ivone Gebara y Maria Clara Bingemer, que pensaron y piensan la fe a partir de su ser femenino. Y siguen enriqueciéndonos.
Leonardo Boff
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