Con el corazón puesto en tu mirada,
con las manos como manos de un amigo
con la vida que quiere regalarse
para que sean muchos los que saben que estás vivo.
Con confianza de hijos y de hermanos
la esperanza de un reino, de un camino
la alegría que triunfa en las tinieblas
tu palabra como un Faro bien prendido. Y la luz, y la semilla, y la fuente
y la mesa compartida en pan y en vino
son los signos que alimentan nuestros pasos
son los pasos que caminan peregrinos.
Es la fuerza que da fuerza a nuestras manos
son tus manos que nos alzan sin motivo
sos motivo de la sangre derramada
de la mano que es tendida hacia el vecino.
Son tus huellas marcadas en la arena
y tus llagas de amor que es compartido
es tu seno de madre disponible
tu presencia en el pobre y oprimido. Es un fuego que quiere propagarse
un carbón entre cenizas encendido
es un viento que se mete en todas partes
y que mueve y alimenta los molinos. Tu presencia que es ausencia incomprensible
con tu rostro entre los tuyos escondido
me da fuerzas, Jesús, para gritarl
para decirle a todo el mundo que estás vivo.
Eduardo de la Serna
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