Rezar y meditar puede ayudarnos a calmar la mente y el cuerpo entero, mientras unimos nuestro Ser con la trascendiencia – Dios.
Las oraciones son una manera de conocernos a nosotras mismas y conectar con nuestra comunidad de creyentes, así como la celesdtial y cósmico, para celebrar una relación más armoniosa con nuestro mundo. Algunas oraciones se cantan y se bailan; otras se ofrecen privadamente y en silencio. Algunas oraciones se ofrecen en iglesias, templos y casas sagradas, pero otras tienen lugar en nuestros propios hogares, o debajo de un árbol al aire libre. Pero cualquiera que sean los valores espirituales y religiosos que nos nutran, éstos nos ayudan a llevar vidas sanas y saludables.
A veces se medita deliberadamente y a veces sin darnos cuenta de lo que estamos haciendo. Cada vez que cerremos los ojos y nos ponemos a pensar, estamos meditando. Cuando hacemos esto con la intención de unirnos al universo, estamos rezando.
Físicamente, la meditación nos ayuda a disminuir el ritmo de la respiración y del corazón; reduce también el consumo de oxígeno y la tensión muscular; cambia los patrones de las ondas cerebrales y las respuestas a situaciones de tensión. Por lo tanto, son menos también los riesgos de un ataque al corazón o de un paro cardíaco. La meditación reduce la tensión, calma nuestra mente y nos ayuda a pensar con más claridad. Emocionalmente, puede ayudarnos a descubrir nuestros sentimientos más profundos.
Existen muchas formas de meditar. Aunque puedes meditar mientras estás de pie, caminando, bailando o corriendo, muchas personas prefieren sentarse o arrodillarse en un ambiente silencioso. Repetir una palabra o un sonido una y otra vez puede cambiar tu mente, concentrarte en tu respiración puede ayudarte a enfocar tu atención. Puedes meditar a solas o en compañía, pero lo más importante es darle un espacio a la MEDITACIÓN.
(Libro: Nuestros Cuerpos, nuestras vidas. “Un libro escrito por mujeres para las mujeres”)
Responder