“Cuál era mi fuerza entonces, tal es ahora mi fuerza para combatir, para salir y para entrar…” (Josué 14.11b).
En la historia antigua del pueblo de Israel, fueron enviados Caleb, Josué y otros diez más a reconocer la tierra prometida para conquistarla. De regreso diez tuvieron una actitud negativa con respecto a la conquista porque vieron gigantes habitando la tierra y se paralizaron, mientras Caleb se mantuvo fiel a Dios, creyendo en que Dios les daría esa tierra, vencerían y así fue. Preguntémonos. ¿Cuándo vemos los problemas como gigantes, tenemos una actitud negativa como los diez? o ¿Tenemos convicción y nos sentimos representados en Caleb y su fe?
En nuestro mundo hoy, si queremos mantener la actitud de Caleb necesitamos apropiarnos de las palabras del salmista al decir: “Mis ojos siempre se dirigen hacia Dios. Porque El saca mis pies de la red” (Salmo 25.15).
Tener visión ya es una fuerza que te mueve para poder vencer. La mirada en Dios fortalece tu convicción para cumplir una visión. Para vencer debemos empezar por nuestros propios gigantes internos y así podremos contra los gigantes que están afuera de nosotros.
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