“Cualquier resistencia a la aceptación de lo que uno es, con toda su carga de limitaciones y potencialidades, se convierte también en un obstáculo para el total abandono de Dios.”
Lo que somos es algo que hemos recibido no sólo porque la iniciativa de nuestra existencia dependió de una voluntad ajena, sino también porque, en nuestro configurarnos como personas, han intervenido innumerables situaciones y posibilidades cuyo control nunca está totalmente en nuestras manos.
Aceptar humildemente partir desde donde se está, constituye una derrota flagrante de nuestra más o menos oculta omnipotencia. No se puede cambiar lo que no se acepta o aquello cuya causa se atribuye constantemente a los demás. Es difícil aceptar ser amados sin creernos amables y atractivos. Si bien no es la gracia la que crea nuestra necesidad, ya que es intrínseca a nuestro ser de criaturas, nos da sin embargo “una aceptación plena, ingenua, complacida de nuestras necesidad, una alegría en total dependencia. Nos convertimos en alegres mendigos”. Lo mismo vale cuando tenemos que recibir algo de lo demás ya que “solo lo que es amable puede ser amado naturalmente”.
(Tomado del libro PARA SER FORMADOR NO BASTA EL AMOR De Virginia Isingrini MMX; pág. 186 y 188)
Responder